Viaje Corea del sur Daegu de nuestra alumna Sara
De Bulgukusa a Daegu en bus. Todo un reto lo de la estación de buses… allí aprendimos que la romanización del hangul (alfabeto coreano) no tiene por qué ser una ayuda aunque bien lo parezca. Decidme, si vosotros leéis “Daegu”, ¿no pensáis que la pronunciación aproximada será “Degu”? Siento comunicaros que os equivocáis, porque un coreano si lo pronunciáis así posiblemente no os entienda. “Tegu”. Esa sería la pronunciación correcta. ¿Qué tampoco hay tanta diferencia? Ya, eso yo también lo sé. Pero oye, habría que vernos si alguien pronuncia “Doledo” en vez de “Toledo”. Lo mismo también nos costaba, así que mejor quejarse lo justo y necesario.
Sinceramente, no os puedo decir exactamente qué se nos perdió en esta ciudad, pero queríamos hacer una parada más antes de llegar a la capital y no se nos ocurrió otra mejor que una de las metrópolis más grandes del país, cuna de uno de los templos más famosos y de dos de nuestros idols preferidos. Dos días en Daegu fueron suficientes para poder disfrutar de lo más atractivo que nos ofrecía la ciudad.
En el parque natural de Palongsan, nos encontramos con el templo Dongwhasa. Aún recuerdo la enorme subida en bus (acompañados de una excursión de colegio) hasta el parque perdido en medio de aquel monte. Y tras un bonito aunque duro paseo de senderismo por la naturaleza, llegamos a la mayor atracción que el templo nos ofrecía: un increíble buda en medio de una plaza con farolillos de colores, donde solamente se escuchaba el silencio, o el rezo tranquilo en los templos de alrededor. Recuerdo con cariño no haber pisado nunca un sitio en el que se respirara ni tanta paz, ni un aire tan puro.




No pudimos evitar dejar nuestra huella en estas famosas estatuillas donde si dejabas en ofrenda unas monedas, podías colgar tus rezos, deseos o simplemente saludos. Puedo decir que leímos muchísimas de las hojas de colores, pero en español ¡ninguna! Así que recuerdo que dejamos dos entre mis amigas y yo, una en coreano y la otra en español. Como buenas españolas… si destacamos ¡mejor!
Y aunque como ya he mencionado Daegu fue una parada bastante inesperada, nos enseñó un par de cosas de lo más característico del país: los parques naturales, la vida nocturna, y los mercadillos de comida callejera.
Budas por todos lados y una buena casa de soju, ¡no puede faltar! Disfrutamos de la noche animada de Daegu: calles peatonales llenas de luces, bares y restaurantes. Descubrimos que por la noche Corea puede parecer un país completamente diferente. Y eso, es parte de su mayor encanto.
Si vas a Corea no puedes dejar de pasarte por algún mercado de comida callejera, donde no sabrás lo que se son la mitad de las cosas, pero no pasa nada… los viajes son para los valientes y está claro que te costará elegir qué quieres probar entre tanta variedad… Sin embargo, los hotteoks son o-bli-ga-to-ri-os. ¿Mi mejor consejo? Atreveros con todo, vais a ganar mucho si dais una oportunidad a cualquier plato, y lo único que podéis acabar perdiendo es alguna lagrimilla y algunos mocos si os topáis con algo demasiado picante.

El día que nos marchamos de Daegu lo hicimos con un tifón pisándonos los talones y en una batalla contrarreloj en KTX. Pero nuestra última parada nos esperaba llena de energía: en apenas dos horas y media, las infinitas posibilidades de Seúl se abrían ante nosotras.
¡Nos vemos en la última parada!
Articulo escrito por nuestra alumna Sara G(www.instagram.com/g7Sara)
Feature Image Source: ©️Photo by Sara G
Las paradas anteriores
1.Busan
https://espaciosarang.com/viaje-corea-del-sur-de-nuestra-alumna-sara-busan/
2.Gyeongju
https://espaciosarang.com/viaje-corea-del-sur-gyeongju-de-nuestra-alumna-sara/
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