Viaje Corea del sur Seul (3) de nuestra alumna Sara -Namsan 남산
El parque Naksan y el parque Namsan, no son lo mismo. Tardamos bastante en llegar a esta conclusión, creedme. No fue culpa nuestra, apenas se diferencian en una letra y son bastante parecidos, pero tras una ardua investigación concluimos que eran dos parques diferentes. Ambos recorridos por restos de una muralla que antiguamente protegía Seúl, la gran diferencia es que en lo alto del parque Namsan encontramos la famosa Seúl Tower, uno de los mayores atractivos que tiene la capital, y no es para menos.
Lo que sufrimos para llegar hasta ella no está escrito. Una de las mejores experiencias del viaje y de la que más nos reímos al recordarla. Os acordáis de mi famoso ¿vamos a perdernos y a ver qué pasa? Pues bueno, siguiendo nuestro mantra decidimos llegar a la torre andando, atravesando el parque Namsan; porque así matábamos dos pájaros de un tiro. Veíamos el parque a la vez que llegábamos a la Seúl Tower. Y bien, teniendo en cuenta que nuestro conocimiento sobre Naver maps era de nivel basiquísimo, digamos que no éramos muy capaces de descifrar exactamente cuál era la ruta que nos decía la aplicación para llegar hasta ahí arriba andando. Tampoco se nos ocurrió pensar, obviamente, que la Seúl Tower estaba en lo alto de una montaña. Muy alta.

Conclusión: salimos desde nuestro punto de partida aproximadamente a las 12 de la mañana, y sin haber comido, porque bueno, sabíamos que en la torre habría restaurantes y nos pareció buena idea comer allí. Lo que no sabíamos es que nos esperaban seis maravillosas horas de camino.
Llegamos al parque Namsan atravesando una universidad y su campo de fútbol. No me preguntéis por qué. Nos pareció que el Naver nos mandaba por allí y cuando nos dimos cuenta estábamos DENTRO de la universidad, porque nos pareció una buena idea subir a la azotea para orientarnos un poco. ¿No seremos nosotras las de las grandes ideas? Así que ahí estábamos, perdidas en una universidad dentro de un ascensor con profesores y alumnos. Atravesamos luego el campo de fútbol tras orientarnos en la azotea (o desorientarnos depende de cómo lo veáis), y tras rodear la universidad y subir, subir, y subir muchas escaleras, aparecimos en el parque Namsan. Aún recuerdo como un señor mayor nos animaba al subir los escalones. No hace falta decir que él subía bastante más rápido que nosotras.
El parque Namsan era una extensión terriblemente gigantesca de zonas verdes donde se podía respirar aire puro en Seúl. Lleno de gente dando paseos, disfrutamos de una agradable caminata alrededor de enormes árboles, y hasta dimos un paseo por un camino de arcilla, donde los coreanos caminaban descalzos (buscamos en internet y al parecer es una actividad beneficiosa para la circulación de la sangre). Cuando llegó el momento de desviarnos por un camino de senderistas, comenzamos a subir escaleras durante literalmente casi dos horas. No he subido más escalones en mi vida, os lo prometo.

Personas haciendo trecking hacían cola detrás de nuestra mal forma física y yo ya no sabía si reír o llorar. Aunque a día de hoy no cambiaba esta experiencia por nada, y una de las razones fue este maravilloso mirador al que llegamos por ese camino, en el que paramos a descansar para inmortalizar las vistas. Estoy segura que fue un regalo que se nos dio por pecar de aventureras… no todos los turistas llegan a disfrutar de este sitio.



Tras la parada, lo que hicimos fue guiarnos por la figura de la torre que veíamos en la lejanía. Y así, tras seguir nuestra brújula en forma de torre, a las 6 de la tarde llegábamos a la famosa Seúl Tower. Seis horas de caminata, ni más ni menos.
Os digo que no hace falta seguir nuestra locura, hay teleféricos y buses que te llevan desde la zona llana de la ciudad hasta la Seúl Tower sin ningún tipo de problema. Y llegamos a pesar de todo a una hora estupenda, porque tras pagar nuestra entrada y subir, pudimos ver desde lo alto de la torre el anochecer cerniéndose sobre la increíble Seúl. Y las panorámicas eran maravillosas, os lo aseguro. No queríamos irnos de allí.
Pero si de algo me quedo de esta torre de telecomunicaciones es con los baños. Sí, habéis leído bien. Los baños eran cubículos que ofrecían una vista completamente panorámica de la ciudad mientras tú, pues bueno, eso, haces tus necesidades. Os dejo que lo veáis vosotros mismos.
Situado en el centro de Seúl, el monte Naksan es la cuna del parque que lleva su mismo nombre. También rodeado de la antigua muralla, pudimos disfrutar de un agradable paseo alrededor de ésta y de las bonitas vistas que la ciudad nos ofrecía.


Y si sigues las señales adecuadas, pronto pasarás a Ihwa, un barrio de estrechas callejuelas llenas de murales, donde no sabrás qué cafetería elegir para pasar, y donde disfrutarás de preciosas pinturas en cualquier rincón. Todo un icono de Seúl. Pronto llegaremos allí, así que, ¡sigue conmigo!
Articulo escrito por nuestra alumna Sara G(www.instagram.com/g7Sara)
Feature Image Source: ©️Photo by Sara G
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